Cultura y Costumbres




La cultura saharaui se basa en la transmisión oral en forma de historias, poemas y canciones.  La lengua saharaui es el Hassanía, un dialecto árabe, cercano al clásico. Sólo algunos lugares geográficos del Sahara Occidental mantienen el nombre en el dialecto bereber original que ha sido absorbido totalmente por el Hassanía. Por su relación histórica y cultural con España, el pueblo saharaui mantiene el español como segundo idioma.

 las vestimentas que utilizan y sus costumbres nómadas diferencian a los saharauis de los habitantes de los países vecinos. El canto y la danza son una constante en la historia del pueblo saharaui.

En la actualidad existe una floreciente generación de jóvenes poetas en lengua castellana con una extensa producción literaria, se denominan a sí mismos como la generación de la amistad.

La cultura Saharaui es reprimida e ignorada por el reino de Marruecos en los Territorios ocupados en aras de una marroquización del territorio.

El Frente Polisario protege y fomenta el legado cultural saharaui como uno de los fundamentos de su identidad nacional.
El pueblo saharaui, orgulloso de su identidad y su pasado, tiene su propio dialecto, el hasanía, tradiciones y vestimenta, así como un tipo de relaciones sociales y matrimoniales específicas. La darrah y melhfa se utiliza para vestirse tanto en el campo como en las ciudades.


Uno de los rasgos notorios de la Cultura del Bidán es que, a diferencia de otros lugares, en las relaciones matrimoniales apenas existe la violencia doméstica ya que este hecho constituye una gran vergüenza social.

 
El te es una de las costumbres más destacables de los saharauis. Los saharauis consumen principalmente te verde que importan de la China, ya que evidentemente, no pueden cultivarlo allí.

El Té Saharaui.

Para el los saharaui el té es un símbolo de hospitalidad y cordialidad. Los saharauis lo consumen mucho, a todas horas, pero sobre todo destaca que preparar el té sea lo primero que hacen cuando llega una visita.

Pese a la pobreza que sufre este pueblo, expulsado por Marruecos de su país y refugiado desde hace más de 30 años en el desierto de Argelia, en un hogar saharaui nunca falta el té, precisamente porque es la bebida que se sirve a los invitados.


La preparación del té saharaui es todo un ritual, y lleva su tiempo.Pero ese es realmente el sentido de esta particular “ceremonia” del té: tomarse un tiempo para reunirse con la familia, los amigos o los invitados y pasar un rato de conversación y compañía compartiendo un té.

Tradicionalmente se prepara en una tetera de metal, en la que se hierve el agua al calor de las brasas. La infusión resultante del primer hervor suele deshecharse por su amargor. Después se pone de nuevo agua a hervir en la tetera, y esta vez se le añade bastante azúcar.

Una vez ha hervido, se sirve la primera ronda de té, pero la cosa no termina aquí. El encargado de su preparación pasa el té de un vaso a otro, varias veces, vertiéndolo desde cierta altura para darle una textura espumosa que lo caracteriza.

Los saharauis son verdaderos expertos en la preparación del té, y le pone un especial cuidado y cariño a esta tarea, ya que para muchos de ellos supone un honor preparar el té para sus invitados o familiares.

La tradición saharaui dice que han de tomarse tres tés: el primero es amargo como la vida. El segundo es dulce como el amor .El tercero, suave como la muerte.


El Matrimonio.

La práctica antigua del matrimonio saharaui, ha cambiado. Las bodas concertadas entre los familiares, se ha sustituido por la unión deseada entre los esposos. El matrimonio sigue siendo un gran acontecimiento social y dura su celebración unos tres o cuatro días.

A la tienda donde se va a celebrar la boda asisten:
dos mujeres del Comité de Justicia de la Daira (concejalas),
el novio,
la novia
el Kadi.

Se da lectura al Corán y se pide el consentimiento a los novios, siendo imprescindible la asistencia de la novia para que la boda sea legal. Después de los gritos de alegría de las mujeres , la novia se va a su jaima para vestirse con el traje blanco y negro de ceremonia, adorna sus manos con “henna”.


Cuando anochece, los amigos, vecinos, parientes del novio le acompañan a la jaima de la boda donde se bebe té, se hable, se quema incienso, se canta y se baila. Una vez
que se han ido los invitados menos íntimos se trae a la novia y se continúa con charlas y anécdotas familiares.

Posteriormente se quedan los novios a solas entre las bromas de rigor. El día siguiente se emplea (los mas allegados) en esconder a la novia en cualquier jaima y en ayudar al novio a encontrarla. La celebración termina con una fiesta de la novia y sus amigas durante la última noche y la preparación de la tienda de la pareja. (en la actualidad, en los campamentos, esta tienda es proporcionada por uno de los Comités –concejalías- de la Daira).Si uno de los cónyuges se siente insatisfecho por el casamiento, puede pedir el divorcio.

Ahora para casarse se espera la mayor edad y sobre todo que las jóvenes mujeres acaben sus estudios; a menudo hay jóvenes de más de 30 años que todavía no están casadas: (...) Ya las cosas han cambiado; si los padres quieren que la hija se case, por lo menos esperan que las niñas acaben sus estudios; mientras que antes las quitaban de la escuela para casarlas cuando los padres lo habían decidido.

Lo que es cierto es que dentro de la sociedad saharaui no es posible eximirse del matrimonio, aunque no cabe duda de que la edad para hacerlo aumentó notablemente.  La mujer puede decidir con quien casarse, pero si la familia no quiere no se puede. Por ejemplo si el hombre no es de mi lugar, si no tiene estudios como yo, (...) no es posible que me case.

Un hombre está más libre de elegir a su esposa y de casarse a una edad en que esté listo para mantener a la familia; esta etapa para un hombre se puede fijar aproximadamente a los 18 años, después del ayuno del mes de Ramadan.

Sin embargo también a él se aplican los principios de la unión endogámica; esto depende de la familia, como para la mujer. El hombre elije a su esposa. Pero también para él, como para la mujer, depende de la familia; aunque los hombres también se pueden casar con argelinas y con mujeres de otros lugares.





La Fiesta De Boda y La Dote.


 
La boda es el ritual de pasaje por medio del cual se institucionaliza la familia, la columna sobre la que se rige la sociedad saharaui. El articulado rasgo de la fiesta de boda es bien representativo de la complejidad de esta celebración a través del cual se fundamenta la identidad femenina y su rol dentro de la sociedad, re-significándose de joven a mujer.

El tiempo simbólico de la boda, quiebra el tiempo cotidiano para volverse caos, renacimiento social bajo un nuevo status. El festejo varía con base en el papel adquirido anteriormente por la mujer; si se casa por primera vez, símbolo virginal de la pureza requerida, la boda dura siete días, pero en la actualidad puede oscilar dentro de los tres días.

 Al contrario si la mujer ya contrajo matrimonio, entonces la ceremonia durará sólo un día y todo asume los sesgos de la sencillez. Pero no sólo, la mujer que no se casa por primera vez tiene también más poder de decisión sobre la persona con quien casarse, está más posibilitada en elegir al hombre sin la contundente influencia familiar.

Desde la segunda vez que se casa una mujer todo es más fácil, nada más se lo dice a la familia. Los preparativos son más sencillos en el sentido de que la familia ya no se mete mucho. Siempre se le hace la ceremonia bien, pero desde la segunda vez ya es ella quien decide con quien se casa.

Por lo que al hombre atañe, al contrario, no se registran diferencias entre la primera o la segunda boda; lo que es una ejemplificación del rol social que encubre la masculinidad saharaui, como bien lo destaca una mujer entrevistada: Para el hombre es siempre igual, también puede ir sólo sin testigos ni nada. Primera, segunda, tercera vez es igual; el hombre es siempre el hombre.



Antes del desplazamiento hacia los campamentos, los saharaui tenían un articulado y complejo ceremonial de boda. El futuro marido llegaba con una caravana de camellos en la jaima de su futura esposa y la familia de la mujer al verle levantaba una tela blanca llamada al-band, entre cantos populares zagharit, assalaf, ad-dufuh.

Después de esta señal la familia se dirigía hacia el agd para la legalización del matrimonio por parte del juez, ceremonial al cual estaban presentes tanto el testigo del marido, como el de la mujer que debía necesariamente ser su padre, hermano o tío. La boda legal se concluye con tres disparos en el aire acompañados por el zagharit de las mujeres, canciones, himnos y tambores.

La madre de la esposa es quien se encarga del grupo que erige y levanta la jaima y su hermana mayor, o alguna familiar cercana, se encarga de reunir el material para su decoración. Todos los presentes, vecinos y conocidos intentan colaborar solidariamente, aportando lo que puedan para que la jaima esté lista lo más pronto posible.

Cabe destacar que la entrada principal de la jaima es la parte sur, debido a cuestiones climáticas. Cuando la jaima nupcial esté lista, un grupo de hombres de la familia del marido mata a un camello y lo entrega a la familia de la mujer para que lo cocinen.

Mientras tanto en la jaima se festeja con bailarines, cantantes y músicos esperando al marido quien llega rodeado por su familia y festejado con gritos, canciones y rituales vueltos a alejar los espíritus, que en tales ocasiones intentan arruinar la fiesta con su presencia.

Tales rituales consisten en llevar consigo un cuchillo o cualquier otro objeto de metal porque espantan a los demonios. En este entonces la familia de la mujer procede a colgar dos pañuelos, band, uno blanco y otro negro, entre dos postes justo en el camino de la caravana de amigos y familiares del marido; de esta manera empieza una fuerte disputa para ver quién se queda con los pañuelos.

Al llegar el marido no puede entrar directamente antes de haber dado siete vueltas en torno a la jaima, empezando por la puerta oeste y recitando el Corán en voz baja. Cuando terminan las siete vueltas, entran por la puerta principal orientada hacia el sur recitando al’basmala, en el nombre de Alláh.

  Este ritual tiene un fuerte valor apotropaico porque se trata de una tradición heredada de nuestro antepasados y tiene el propósito es espantar a los malos espíritus y los demonios de la jaima.

Después de este rito, el marido se sienta en la parte este de la jaima, el espacio reservado para él y su esposa, en donde también pasan la noche. Es importante que el marido permanezca callado durante toda la primera noche, porque existe la posibilidad de que se le provoque intencionalmente un hechizo llamado àagdet ad-zhar, que significa literalmente “encogimiento de la espalda”.

Ya que el marido no puede entrar directo en la jaima sin antes haberle dado siete vueltas, como mencionado anteriormente, la mujer no puede asistir a este ritual, antes de ser adornada con las trenzas ad-dafra y vestida con al-baisa, una tela blanca y otra negra. Es importante que la vestimenta de la recién casada no haya sido cosida por una mujer divorciada o viuda por temor que la esposa se arriesgue al mismo destino.

 Cuando ella acaba de arreglarse el marido con sus amigos empiezan a buscarla, pero no será tan fácil debido a que las amigas de ella intentan esconderla. Cuando los dos neo-cónyuges se re-encontrarán, la esposa sin descubrirse el rostro habla por primera vez con su marido; no lo hizo antes porque el marido corre el riesgo de que lo hechicen. Por lo tanto así transcurre la primera noche.



La segunda noche es conocida con el nombre de lailat ad-dajla o lailat add-dujul, la noche del acceso. Las familiares de acuerdo a la cultura saharaui, expresan varias bendiciones que tienen como propósito de que la vida conyugal tenga éxito:


Con la bendición de Alláh, Será una buena esposa. Con la bendición de Alláh ella sólo quiere tener hijos, Cien camellos y un paraíso, Llegará la felicidad, si Alláh quiere, y será una buena mujer.

Durante esta ceremonia, la mujer se arregla con todo tipo de atuendo tradicional y es preparada y aconsejada por sus amigas quienes ya han pasado por esta etapa matrimonial.

Desde la tercera hasta la quinta noches de la Ceremonia que se llaman layali at-tarwah, noches del traslado de la novia, se oculta la mujer a su marido en un lugar secreto que sólo conocen las amigas de ella.


 Esto hace que el marido emprenda la búsqueda con sus compañeros y parientes, entre los cuales elegirá el wasir, quien durante toda la ceremonia se encarga de vigilar la jaima en donde se encuentra asentado el esposo durante las celebraciones.

 El wasir también se encarga de perfumar a los presentes como muestra de hospitalidad, asimismo de repartir caramelos a los niños o bebidas y comidas en caso de necesidad.

Se dice que el juego de la esposa escondida se hace para despertar simbólicamente los sentimientos de celos del marido hacia su mujer. En ocasiones, las compañeras de la mujer tratan de engañar a los aliados del hombre, disfrazando a una de sus amigas con las vestimentas parecidas a las de la novia. La última noche de la ceremonia se llama ah’shlaf, recolección; una variable cultural consiste en llamarla laylat a-jadda, la noche de la abuela. En esta noche, los recién casados duermen juntos y las amigas de la mujer cantan para despedirla:

¡Oh mujer! Duerme, duerme, te deseamos dulces sueños. Eras una de nosotras, pero has escogido tu príncipe. Ahora que nos abandonas, te deseamos lo mejor.



Después de esta canción, la gente lleva a la mujer cargada sobre una gran tela y ella finge que está tratando de resistirse; cuando llegan a donde está el esposo, cantan la siguiente canción:

No vendremos hasta no traerla con nosotros (la mujer), a vosotras, las de las trenzas negras. Alzando “el-band” la banderola de la paz, trasnochando, mientras la gente duerme.
                                  
Durante esta noche se le otorga un regalo a la novia llamado amrug. Luego, la madre de la mujer envía un obsequio especial a la familia del marido, que consiste en la mitad de los bienes de la dote entregada por el marido. Este tipo de regalos se le llama el-fasja. Al final de este día, caracterizado por el intercambio de dones, empieza la mudanza de la esposa hacia su nueva casa.




El Nacimiento.




Muchas saharauis tienen a sus hijos en su propia jaima, ayudadas por comadronas expertas. Esto es debido también a la escasez de medios de transporte para su traslado hasta el hospital.

A los siete días del nacimiento se organiza una fiesta de celebración en la que a la vez se le impone un nombre, que se deja al azar, eligiéndose entre el de los abuelos, padres, tíos y otros predecesores.

El complejo rasgo cultural del bautizo saharaui es mucho más que un ritual de pasaje en el que se institucionaliza la pertenencia religiosa de un niño. Entre los saharaui el bautizo es el que otorga el primer rasgo identitario al niño, su nombre.

    Siete días después del nacimiento del bebé se organiza una fiesta muy grande para toda la comunidad, una fiesta social, abierta a parientes, amigos y vecinos. En esta misocasiónen la jaima, apartadas de las celebraciones, se reúnen las mujeres de la familia de los cónyuges y padres del bebé, para dar comienzo al ritual que elegirá el nombre de la niña o del niño.

 Una variable cultural menciona que la elección del nombre se lleva a cabo sólo a partir del segundo hijo, porque el primer nacido llevará el nombre elegido por las mujeres de la familia del padre.

Las mujeres se disponen en grupo en la jaima y toman siete rosarios o siete palillos de madera en total; cada rosario, cada palillo, corresponde a un nombre. Luego se toma una taza de leche de camello o de cabra y dentro de la leche se meten los rosarios o los palillos. Entonces la taza se le da a la mamá, quien no ha mirado nada porque durante todo el tiempo dio la espalda a las mujeres, y ella sin mirar extrae tres de los elementos de la taza.

 Cada vez que se saca uno se dice en voz alta el nombre. Se vuelve a hacer el mismo ritual, pero esta vez se sumergen en otra taza de leche los tres rosarios o palillos elegidos; el primero que escoge la mamá será el nombre del niño o de la niña.

Se dice que en pasado, si para el niño se elegía un nombre igual al que tenía una persona presente en la fiesta de bautizo, esta persona debía traer un fusil al niño si era barón y un collar de oro o de piedras como las del rosario si era mujer.

Es posible que este complejo ritual no se tome en cuenta si una mujer, pariente o amiga de la familia, sueña con el nombre de la niña o del niño. En este caso  se le pone directamente el nombre que apareció en sueño, o se lleva a cabo de alguna manera el ritual del bautizo, pero si el sueño en cuestión era atinado, entonces saldrá el mismo nombre durante la elección del tsbih o del palillo de la leche.





La música.

En la música del Sahara se puede destacar las abundantes canciones populares que son conocidas en la zona como el haul.

El haul es un estilo musical muy apreciado y difundido no sólo en el Sahara Occidental, sino también en Mauritania, Malí y sur de Argelia. Dentro del haul se distinguen siete estilos que en cada recital se combinan en un orden riguroso, cada uno de los cuales hace referencia a un tema específico como la guerra, el amor, la belleza o el territorio.




La medicina tradicional.

El desierto ofrece todos los elementos necesarios para poder vivir y una de las principales riquezas de la cultura saharaui es el conocimiento profundo que tienen del desierto, las flores, las hierbas y arbustos eran la principal fuente de medicina natural.

Los médicos y los enfermeros que ejercen la medicina moderna no son sólo los especialistas occidentales, cuya presencia es indiscutible en todas las wilayas de los campamentos, sino que son también saharaui que han estudiado en Cuba, en Rusia, en Argelia en España y en Italia, debido a algunos convenios internacionales entre el Frente Polisario y los países mencionados.

El servicio médico público cuenta con cinco hospitales nacionales, si bien al que más acuden los saharaui es el Hospital Nacional Central; además el servicio médico está presente en todas las 4 wilayas de Auserd, Smara, Aaiun, Dakhla, bajo la forma de estructuras hospitalarias y de los comités de salud.

El personal hospitalario no es numeroso, porque la mayoría de los jóvenes se van a estudiar al extranjero: Son muy pocos y a veces no se encuentra nadie. Eso se debe a las condiciones de los médicos y de los enfermeros. Por ejemplo porque se van a otros países para mejorar su situación tanto psicológica como material. Además no se les da atención a sus condiciones como médicos y no tienen días feriados, no tienen vacaciones tampoco cuando hay calor, en verano (...).

Realizados con bloques de arena y techo ondulado de metal, las estructuras hospitalarias de los campamentos tienen un servicio con el que los saharaui se conforman: somos muy concientes de las condiciones que tenemos y a lo mejor no encontramos todo lo que queremos, pero nos conformamos con cualquier cosa que hay en el hospital. En los campamentos, además de las estructuras públicas: se encuentran varias clínicas de medicina general, de la mujer, de los oídos, de la garganta, del olfato, de los dientes y laboratorios clínicos de análisis.

Los terapeutas tradicionales.

Los especialistas de la medicina tradicional saharaui pueden ser tanto hombres como mujeres y curan todas las enfermedades, también las más graves, como la brujería, el mal de ojo, las envidias, las mujeres que no paren, los hombres estériles (...).
Otro tipo de especialista es el que utiliza especialmente el rosario islámico, tsbih, y es propiamente el hagiaba. Este tipo de terapia toma el nombre de istijara y es muy eficaz según los saharaui ya que por medio de las oraciones actúa Dios, quien les otorgó el don de curar: Ellos logran curar debido a que creen mucho en Dios, leen el Coran y descubren la enfermedad, pero también la manera en la que se agarró la enfermedad. Dios les dio un don para curar, porque sabemos que cuando se lee el Coran a cualquier enfermo, éste se cura.

Quien cura por medio del tsbih escribe las oraciones en un papel, las envuelve en la tela, las cosen y el paciente las tiene que llevar al cuello o en el antebrazo para que no el mal, como el mal de ojo, no le afecte; esto te protege y te cura a la vez.

Otra medida terapéutica que se atribuye al hagiaba que cura por medio del Corán es de leer el duaa en el Coran, además la de leer una oración en un vaso de agua, luego te dan esta agua para tomar y así te curas.




El Parto.


Dentro de la cultura saharaui el parto tradicional llevado a cabo por una comadrona de confianza es todavía una práctica muy difundida, sobre todo para las mujeres más adultas quienes aconsejan a sus hijas de hacerlo, porque ellas mismas así lo realizaron: hemos crecido niños sin el hospital y lo podemos seguir haciendo así.

Actualmente las más jóvenes prefieren parir en el hospital para que la salud tanto de ellas como del niño no corra ningún riesgo; de hecho son las mismas comadronas quienes prefieren que el parto se realice en el hospital para trabajar en toda seguridad, pero también para no tomarse la responsabilidad de complicaciones que sería difícil resolver en la casa:

Generalmente quieren parir en el hospital, pero si tienen una comadrona de confianza paren en la casa. Según en Ministerio de Salud se debe parir en el hospital para la seguridad de la madre y del niño. Nosotras siempre pedimos a las señoras que paran en los hospitales para no correr riesgos y para que la comadrona pueda seguir bien el parto.

La posición de algunas comadronas es aún más radical con respecto del cuidado hospitalario en torno al parto: Si alguien me llama porque no quiere ir al hospital yo personalmente no la sigo si antes no se sacó los análisis, si no me enseña su carné del hospital; no la ayudo para no tener responsabilidades.

Más de una comadrona confirmó que la responsabilidad que se toman, y que les dan, tiene sus límites si pasa algo a la mujer o al niño: si la mujer se enferma y el niño se muere o algo, la responsabilidad es de la familia; esto porque no decidieron llevar la mujer al hospital.

La formación hospitalaria que el Ministerio de la Salud junto con las organizaciones internacionales pone a disposición de las comadronas, modificó tajantemente la idea que del nacimiento tienen los saharaui. Son ellas, las parteras, quienes por primeras después de la sensibilización en torno al parto por la medicina alópata, prefieren definitivamente las condiciones del hospital para atender a una paciente: El ministerio de Salud cada domingo organiza una reunión con las comadronas que no trabajan en el hospital para formarlas. El objetivo es que exista un dialogo entre las comadronas tradicionales y las comadronas que están en el hospital.

La diferencia entre las casas y los hospitales es que en el hospital hay mejores condiciones para hacer el parto más fácil; en la jaima es más duro, más difícil. Nosotros no queremos hacer el parto en la casa, preferimos en el hospital, para alguna urgencia es mejor, es más seguro.

Otra razón que según las comadronas atañe a la seguridad del parto es la calidad del tiempo en el que una mujer se queda en observación después de haber parido: Cuando una mujer pare, se queda en el hospital de la wilaya durante 24 horas en observación, luego se traslada al hospital de la daira para algunos días hasta que no esté bien. Si pare en la casa, en la jaima, la comadrona sigue la mujer una semana, hasta que pueda caminar.

Una comadrona que trabaja en el hospital de Smara, y que ha colaborado largamente con organizaciones italianas y españolas, hace énfasis sobre la necesidad de un parto seguro para la mujer y para el niño y evidencia sobre todo la importancia de los instrumentos que se utilizan durante el parto: Nuestro objetivo como comadronas que trabajamos en el hospital es de darle formación a las comadronas tradicionales. Estamos formando a estas comadronas para que lleven las mujeres a parir al hospital.

Gracias a Dios las comadronas tradicionales tienen más conciencia de esto debido a las conferencias que realizamos a nivel de dairas y de barrios. Ya todos saben que no pueden y no tienen que correr el riesgo; de que hay que llamar el hospital y de que hay que utilizar material desechables, porque se pueda utilizar en cualquier lugar.

No obstante, como mencionado al principio, las mujeres mayores aconsejan a sus hijas el parto en la casa, en la jaima, como lo hicieron ellas: Hay algunas mujeres nos obligan a hacerlo en su casa. Las mujeres mayores generalmente no tienen confianza en el hospital o en la medicina moderna. Hay algunas jóvenes que prefieren los hospitales; pero dejan que sus madres decidan por ellas, por miedo, prefieren hacerlo acerca de sus madres.



Las comadronas destacan que en pasado el parto tenía rasgos de complejidad definitivamente mayores, sobre todo debido a las herramientas que se tenían a disposición y al desconocimiento de la peligrosidad de algunas técnicas utilizadas para ayudar la mujer a parir: Antiguamente las comadronas tenían que tener la uña del pulgar bien larga y afilada, porque con ésta cortaban la vagina cuando el bebé debía salir. Éstas son técnicas antigua, nosotros decimos: “la necesidad obliga”.

Por lo que atañe al niño, otra técnica que actualmente se volvió obsoleta era la de medir el cordón umbilical hasta la rodilla del bebé, entonces se cortaba con un cuchillo y se cerraba con una cuerda muy fina. Ahora ya no se corta el cordón con el cuchillo porque trae infecciones y tampoco se deja tan largo, pero para que cicatrice bien se machaca el polvo de henna y se pone encima del cordón.

Por lo que respeta a los tratamientos y a las técnicas durante el parto, se puede decir que tanto en pasado como en al actualidad la mujer no se podía aliviar de ninguna manera, no se utilizaban remedios particulares para el dolor porque, como lo destacan las comadronas, podía ser peligroso: Con respecto al dolor del parto no hay ningún remedio; generalmente la mujer tradicional decía que no se le podía dar a una mujer embarazada porque podía salir mal el niño; así dejan que la mujer sufra con dolor.







2 comentarios:

  1. Felicidades por la buena y precisa descripción de todas y cada una de nuestras costumbres. Enhorabuena de verdad

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