Las mujeres saharauis, las jóvenes saharauis.
Todas ellas tienen entidad suficiente para ser un símbolo, un símbolo a través del cual se conozca al pueblo saharaui. Porque ellas son portadoras de los valores mas auténticos de un pueblo: el valor de la honestidad, el valor de la verdad, el valor de la justicia ,
Porque ellas saben mucho de valores…..
Ellas sobre todas las cosas saben impregnar todo con pinceladas de confianza…
Confianza en que todas sus acciones van a tener importancia , en que su esperanza no será en vano, en que sus sacrificios un día tendrán recompensa , confianza en que sus sueños se cumplirán .. y cuando al abrigo de la confianza se transmite seguridad en una misma.
Ya en la era pre-colonial la mujer saharaui gozaba de una gran libertad. Estos derechos - ya prevalecían cuando en la sociedad pastoral nómada los hombres debían ausentarse largas temporadas para la trasumancia y el transporte de mercancias a través del desierto y eran las mujeres las encargadas de asumir la responsabilidad de la vida diaria y la organización-
Por eso ellas, son las guardadoras de aquellos derechos, y todos aquellos que han ido consiguiendo a lo largo de toda la lucha que su pueblo ha llevado y ha sufrido durante 34 años manteniéndose en primera linea y liderando movimientos y acciones donde los valores y la identidad son los instrumentos en los que sus ojos se miran y su corazón se apoya .
Pero después de que se hicieran expertas en organización sin estudiar gestión ni otras cosas necesitaban una estructura que apoyase y diera solidez a las ideas .
Así en en 1974 se crea la Unión Nacional de Mujeres ssaharauis por la necesidad de unión de todo un pueblo por el derecho a la autodeterminación y por la conciencia de la importancia de visibilizar la presencia y protagonismo de las mujeres en la sociedad saharaui.
Es necesario señalar que las mujeres han llevado durante todos estos años el peso de las labores y la administración de los campamentos. Su implicación en todos los aspectos de la vida cotidiana es significativa. Las mujeres toman a su cargo la organización de la vida social y económica de los campamentos, recuperando así el papel preponderante que ostentaban en la sociedad nómada.
La dirección de los campamentos queda en la mayoría de los casos en manos de las mujeres, ya que los Comités y Subcomités están dirigidos prácticamente por mujeres en todas las dairas. Este papel importante de la mujer, tiene sus raíces en la antigua distribución de actividades de la sociedad nómada tradicional, en la que el hombre se encargaba de la guerra y la mujer queda a cargo del "frig" o grupo de jaimas.
La emancipación de la mujer saharaui resulta excepcional en contraste con la de otros países musulmanes. Sin duda el papel y el status de las mujeres es el que ha sufrido una mayor transformación respecto al que tenía en la sociedad tradicional. El movimiento nacionalista, surgido en los últimos años del colonialismo, le impulsó a intervenir en movimientos protesta y de oposición, siendo movilizada posteriormente para la guerra como consecuencia del escaso número de población. La mujer saharaui recibe incluso instrucción militar, aunque actualmente no está encuadrada en el ejército.
Su intervención política se canaliza a través de los Congresos Populares, otorgandole la cartera de Cultura y Deportes a Mariam Salek y la de Educación a Mariam Hmada, lo cual supone un hecho importantísimo en el avance hacia la equidad entre hombres y mujeres.
Estos cambios le han otorgado una posición y un status social más elevado que repercute en una mayor equidad de género y de oportunidades, a través de su promoción social e ideológica realizada por medio de las Células de Base, de las campañas de orientación y alfabetización, de la educación formal, y de la organización femenina Unión Nacional de Mujeres, fundada en 1974, impulsora del desarrollo de la mujer y de la sensibilización a nivel internacional de su situación y lucha.
A la Unión Nacional de Mujeres Saharauis, pertenecen todas por el hecho de ser mujer. A través de comités, trabajan para satisfacer las necesidades de su pueblo, además de sensibilizar a las mujeres acerca de su papel en la sociedad y en la independencia nacional, concienciándolas sobre sus derechos sociales y políticos a fin de garantizar una participación eficaz en el presente y en el futuro. Así mismo, defienden los derechos de las mujeres saharauis en las zonas ocupadas, víctimas de la discriminación y agresión marroquí.
En el nuevo Estado que reivindican, quieren mantener los logros conseguidos en cuanto a participación en la organización de la sociedad y aumentar el peso político que ya tienen en el Parlamento Saharaui. Por ello reivindican su condición de ciudadanas y no la de miembro de una familia, lo que determinará su acceso a las nuevas estructuras de poder, plasmando en las leyes y en La Constitución las prácticas que hasta el momento son costumbres.
LA CONSTRUCCIÒN DE LA BELLEZA FEMENINA:
TRATAMIENTOS, PERFUMES, VESTIMENTA TRADICIONAL, JOYAS
la actualidad la mujer saharaui utiliza varios productos para embellecerse; el maquillaje, la henna, los perfumes, pero la mayor parte de la atención femenina está dedicada al cuidado de su piel, las cremas y mascarillas para el cuidado de la piel, para las arrugas, pero sobre todo para blanquear, son el verdadero fulcro de la cosmética natural de la mujer saharaui.
La mayoría de los productos para el maquillaje se encuentran en las tiendas y son de importación, casi siempre se trata de productos que llegan de Mauritania.
El maquillaje sobrio hoy es aceptado socialmente y la mujer puede utilizarlo en la cotidianidad, mientras en el pasado la belleza efímera del maquillaje era relegada al área doméstica, a uso exclusivo del marido quien era el único quien podía admirar aquel mimo que la mujer no se podía permitir de llevar públicamente, y que se posibilitaba sólo en la esfera privada. Esto es: es decir que el maquillaje se llevaba sólo en la casa para su esposo, ningún otro hombre la puede ver; si sale, se lo tiene que quitar.
Además la joven en pasado se empezaba a maquillar muy temprano para su marido, en efecto desde que se casaba.
Actualmente las jóvenes se empiezan a maquillar desde la adolescencia, cuando también se ponen por primera vez la melhfa y la única interdicción es inherente a la acción de maquillarse, frente a una mujer más grande que ella y menos que nunca frente a un hombre; como si al no ver la acción ésta no se realizara. También el tinte de henna se puede considerar un tipo maquillaje y por definición es un símbolo de belleza en la cultura saharaui. En la actualidad se utiliza durante las festividades, sobre todo en la boda, y se aplica en las manos y en los pies.

La mujer saharaui debería tener el rostro redondo y blanco sin manchas, la nariz chiquita, los ojos grandes pintados de negro o café-miel, los labios negros y las encías obscuras, los dientes blancos el cuello largo, el cabello lacio y largo, el tamaño del pecho mediano, las uñas finas, las manos pequeñas, sencillas, los hombros rellenos, la cintura chiquita, la cadera grande, las piernas gordas, no debe tener tobillo fino, tiene que ser todo parejo desde la pantorrilla hasta el talón, además debe tener el pie pequeño (...). Es complejo encontrar todos estos aspectos en una mujer, nadie es perfecto sino Dios.
Tanto en el pasado del bedía como en la actualidad de los campamentos la mujer saharaui lleva adornos de vario tipo, calidad y material. La diferencia sustancial entre los que se utilizaban y los que se llevan ahora reside en los metales que se tienen actualmente a disposición en los campamentos, pero también de los que se logran importar sobre todo desde Mauritania, pero también de otros contextos.
Ahora lo que se ponen las mujeres son cualquier tipo de joyas mojadas en oro y en plata que no tienen mucho valor, pero igual pueden utilizar tanto las piedras del pasado, también rosarios de piedras preciosas y todo lo que está de moda según la calidad y el precio.
La mujer saharaui de todas las edades disponía de una vasta cantidad de diferentes piedras, perlas coloradas y conchas que llevaba como collares, aretes o pulseras. Una taxonomía de las mismas nos puede ayudar a entender cuántas y cuáles se utilizaban en torno al oro existe un tabú muy arraigado: no lo pueden llevar todas las mujeres que pertenecen a las tribus descendientes de Sidahamed Erguibat; llevarlo puesto podría tener consecuencias nefastas para toda la familia.
Si se tuviera que elegir un elemento representativo de la identidad femenina saharaui no cabe duda de que se optaría para el vestuario tradicional: la melhfa.
Las mujeres saharaui se reconocen en ella y la textualizan como un rasgo relevante de distinción entre ellas y las otras mujeres del mundo árabe. Desde cuando nacían, las niñas de las familias beduinas se vestían con el traje tradicional.
La Darrah.. compuesto por una tela de color negro cocida en las extremidades inferiores con un bordado en el cuello, o mejor en el hueco de abertura para la cabeza. Actualmente la darrah la llevan sólo algunos hombres ancianos, o los jóvenes con ocasión de alguna celebración tradicional.
Desde la pubertad-adolescencia la joven empezaba y empieza actualmente a ponerse la melhfa, ocultando su cuerpo y su cabello bajo una larga y ancha tela que establece un nuevo perímetro de sus formas, escondiendo las suyas como el Islam quiere y requiere; éste será el traje que llevará puesto a partir de ahora para toda su vida de adulta.
La melhfa actualmente está disponible en numerosos tejidos, de diferente calidad, pero su medida es estándar: 10 metros de largo y aproximadamente 2 metros de ancho, varía de algún centímetro dependiendo de la altura de una mujer.
Tanto antiguamente como en la actualidad la unidad de medida de la melhfa son los codos. Se toma la medida desde el codo hasta el pulso para dos veces y a los hombres quienes miden correctamente el tejido se les dice que tienen "el codo de la razón". Los tejidos de las melhfas llegan a los campamentos desde muchos contextos, cercanos y no, por esta razón antes era el hombre quien compraba las melhfas para su esposa al contrario hoy en día se pueden encontrar aquí en los campamentos en las tiendas de los mercados de cada wilaya.
En la sociedad saharaui actual hubo otras clases de cambios con respecto del vestuario tradicional y es que las jóvenes, tal como lo destacan algunas mujeres entrevistadas, ya no se ponen falda bajo la melhfa sino el pantalón.
Otro cambio importante en el vestuario es que las jóvenes bajo la melhfa traen el pantalón, aunque los ancianos no quieren y prefieren que las jóvenes se pongan una falda larga arriba de los pantalones, para que no se vean como un hombre. La mujer ha empezado a utilizar los pantalones para quedarse más cómoda y porque se está imponiendo la juventud que usa esta prenda.
Ellas son hermosas, dignas, fuertes y decididas. Han incrementado sus embarazos para que, en el momento en que finalmente Naciones Unidas decidan el postergado referéndum, su pueblo sea numeroso y fuerte. Defienden sus costumbres, en un exilio forzado que amenaza con borrar su memoria. Estudian, están presentes en los foros internacionales a través de la Unión de Mujeres Saharauis. Tienen capacidad de sufrimiento, son tenaces y abnegadas. Han logrado cambiar la mentalidad de sus compañeros. Dice una de ellas: "Al hombre la mujer no lo puede ver como un obstáculo, sino como un compañero de vida. Son dos mundos opuestos, pero a la vez hay cosas que los unen. Ninguno puede vivir sin el otro...".
En la peor y más inhóspita zona del desierto, están realizando el milagro de vivir, de crear una comunidad preservando sus costumbres. Son las custodias de la memoria ancestral, han alcanzado un alto grado de protagonismo, al que, por cierto, no piensan renunciar.
Ellas son los soldados que vigilan con valor, dignidad y paciencia la cultura y el futuro de su pueblo, apoyando a sus hombres que reclaman los postergados tratados de paz, mientras Marruecos sigue levantando muros infamantes , muros tan indignos como lo fué el de Berlín, como lo es el de Estados Unidos en la frontera mexicana. Muros que amordazan la libertad del hombre condenándolo a la más vergonzosa esclavitud: la de los límites que pone la fuerza armada.
Esta es la realidad de mujeres de un mismo pueblo que viven dividas por el muro que las separa desde hace 36 años. Las exiliadas saharauis que viven en los Campamentos de Refugiad@s de Tindouf (Argelia), tienen una representación del 88% en la enseñanza y en la salud, y un 9% en el gobierno, evidencia de que son el pilar fundamental de la sociedad. Las que quedaron en los Territorios Ocupados del Sahara Occidental forman parte de todos los ámbitos de lucha y activismo contra la ocupación marroquí.
Se manifiestan en las intifadas, investigan sobre el expolio de sus recursos naturales, pintan banderas, escriben panfletos y pertenecen a las asociaciones que defienden los derechos humanos de l@s saharauis en el Sahara Occidental. Ellas: expresas, exdesaparecidas, activistas, son aún hoy torturadas, acosadas, perseguidas, vigiladas y violadas solo por defender su legítimo derecho a pronunciarse libremente por la Independencia del Sahara Occidental.
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